Ayer charlando con un gran amigo, hablábamos de nuestros fantasmas, de los conocidos y de los que hace tiempo no están pero en si no se van del todo.
En momentos donde salimos de nuestra zona de confort, empiezan como a caer uno a uno, a veces para desafiarnos, a veces para plantar la duda, el miedo. En esos momentos es como que ya son parte de nosotros y nos empezamos a enredar en ellos, como un gato en un ovillo de lana.
Pero, ¿que nos pasa cuando todo transcurre como lo soñamos?. Conseguimos el trabajo que nos gusta y además nos pagan por hacerlo, nos estamos enamorando, vengo bien en mis estudios, lo que sea.
¿Somos de esas personas que sabemos disfrutar de esos momentos, o somos de las personas que extrañamos el ovillo enredado?. Y, hasta de manera inconsciente, seguimos colgados de esos viejos fantasmas, porque es tan bueno lo que nos pasa que nos resulta raro, no lo podemos creer.
Y nosotr@s mism@s, empezamos de nuevo a entrar en el ovillo, y a enredarnos en él.
Hablando con mi amigo, me puse a buscar fotos de ovillos, y encontre esta muy simbólica.
¿Qué pasaría se empezamos a achicar el ovillo, y con esa lana hacemos un corazón?
Ese corazón que nos recuerde que nos merecemos las cosas y momentos lindos en los que estamos.